Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos
hemos hundido, cuando habléis de vuestras debilidades, pensad
también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de
clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie
se alzaba contra ella. Y sin embargo, sabíamos que también el
odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la
injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que
queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos
ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el
hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con
indulgencia.
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