miércoles, 2 de marzo de 2016

A Enarda - Gaspar Melchor de Jovellanos



Quiero que mi pasión, ¡oh Enarda!, sea,
menos de ti, de todos ignorada;
que ande en silencio y sombras embozada,
y ningún necio mofador la vea.

Sea yo dichoso, y más que nadie crea
que es con tu amor mi fe recompensada;
que no por ser de muchos envidiada,
crece la dicha a más sublime idea.

Amor es un afecto misterioso,
que nace entre secretas confianzas,
mas muere al soplo de mordaz censura;

y sólo aquel que logra, ni envidioso
ni envidiado, cumplir sus esperanzas,
colma su gozo y fija su ventura.


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