lunes, 12 de octubre de 2015

A la entrada de un valle, en un desierto - Garcilaso de la Vega



A la entrada de un valle, en un desierto,
do nadie atravesaba ni se vía,
vi que con extrañeza un can hacía
extremos de dolor con desconcierto;

ahora suelta el llanto al cielo abierto,
ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para y todavía
quedaba desmayado como muerto.

Y fue que se apartó de su presencia
su amo, y no le hallaba, y esto siente;
mirad hasta do llega el mal de ausencia.

Me movió a compasión ver su accidente;
díjele lastimado: Ten paciencia,
que yo alcanzó razón, y estoy ausente.

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